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Arboles muertos y mucha tinta

Mirá lo que me encontré detrás de un arbol... (navideño)

Mirá lo que me encontré detrás de un arbol... (navideño)

 

Asesinato en Navidad (A corpse for Christmas, 1965 )

Autor: Carter Brown
Colección: Caimán nº 412
Edita: Diana, México, 1967.

Llega Navidad y a la mayoría de la gente le dan como regalo cosas bonitas. Al teniente Al Wheeler, por el contrario, le regalan un muerto en medio de una fiesta navideña, aparentemente asesinado por Santa Claus (bueno, por alguien disfrazado pro Santa Claus)...
Sí , queridos lectores de esta página: una nueva aventura de Carter Brown, mi escritor de novelas policiales que son pura fórmula favorito. Y encima esta protagonizada por el teniente Wheeler, el policía que me hubiese gustado que protagonizara Frank Sinatra en su período del Rat Pack si hubieran hecho la versión fílmica. Como ya he dicho numerosas veces (mas específicamente en cinco oportunidades), leer las novelas de este autor es en términos argumentales algo tonto: sabemos desde le principio más o menos lo que va a pasar. O sea, uno de los investigados resultará ser culpable, la trama será retorcida, a Wheeler le pegaran un par de veces y habrá un par de señoritas (generalmente una mala y una buena) que terminarán en la cama con él.
Pero, al menos para mí, todo eso puede obviarse gracias al sentido del humor y las caracterizaciones que pone Brown a sus novelitas. El tipo tiene momentos que me divierten. Y no, tampoco es un gran humorista.
Insisto en que leer esta novela (así como cualquier otra novela de este autor) no es nada especial. Críticamente, Carter Brown se sostiene poco. Pero como entretenimiento light y desechable, jugoso y entretenido, lectura ideal para leer cuando uno vuelve cansado a la noche del trabajo a la casa... nada mejor que novelas como ésta.

 

2 comentarios

roberto -

Alfred: Dios mel ibre y me guarde deser yo un crítico de la literatura de género. Comparto plemanetme su opinion sobre el género y hay miles de autores que han sabido usar este "pasamanos" para crear obras de mèrito literario brillantes. Y tambien hay otros que tienen oficio y que no hacen nada espectacular. Como puntualmente Carter Brown, que maneja las convenciones sabia y graciosamente (es evidente que hay mucho tongue in cheek en cada una de sus historias... Brown se toma seriamente el género pero no tanto para no poderse permitirse divertirse con éste, lo cual se agradece y creo que es su mérito principal). Ahora, le puedo asegurar que Brown no rompe ningún esquema de la nbovela policial, sino que reproduce fielmente las convenciones al pie de la letra. No es Wolrich, no es Hammett: es un buen artesano, uno de los que usa el pasamanos y con el construye cosas sólidas pero no necesariamente que lo van a impresionar. Gracias la cielo , lo sabe y trabaja desde ah´çi , lo cual lo hace muccho más creíble que otros autores que quieren escribir la Gran Novela y ni siquiera logran algo entretenido.
Como dije alguna vez, Carter Brown es como Mc Donald: uno sabe lo que va a llevar cada novela, sabe que no es particularmente nutritiva intelectualmente halbanod y uno la devora en poco tiempo, pero es sabrosa.
Y echele el diente a la novelita, que le va a durar con toda la furia un par de días de lectura semi concienzuda. Recomendable especialmente para leer en viajes de transportes urbanos de la casa al trabajo o viceversa o mientras se esperan hacer trámites aburridos o visitas al dentista...

Alfred -

Bueno, tenga en cuenta que todas las historias de género son, en mayor o menor medida, "pura fórmula". De ahí que el maestro Simenon calificara como "semiliteratura" sus magníficas novelas del comisario Maigret, desde el mismo momento en que al escribirlas podía apoyarse, utilizando el mismo simil que él empleaba, en el "pasamanos" que representaban las convenciones y las reglas del género policial, a diferencia de lo que le ocurría cuando escribía sus otras obras, las que denominaba "novelas duras", y que le resultaban, por lo tanto, mucho más difíciles de elaborar, y mucho más meritorias, en consecuencia.

Ahora bien, si cabe reconocer la existencia de ese "pasamanos" del que él hablaba, y que a sus ojos reducía la literatura de género a una mera cuestión de artesanía, que no de arte, personalmente no creo que otro tipo de narrativa, más libre, tenga por qué resultar más meritoria, como él defendía. Al fin y al cabo, dicho "pasamanos" proporciona unas ciertas facilidades al autor, ciertamente, pero también conlleva la dificultad de ceñirse a él y aun así intentar destacar, por la habilidad con la que se utilice o se transgreda (el propio Simenon reconocía que sus Maigret se acabaron mezclando al cabo de los años con sus novelas duras, haciéndose por lo tanto menos encorsetados y convencionales, sin abandonar su marco genérico), o por cualquier otro rasgo, sobre todos los demás escritores que también lo emplean como apoyo ¿O acaso todos los autores de género son igual de recordados? ¿No, verdad? Pues algo tendrían, los que han sobrevivido hasta nuestros días, para distinguirse del resto. Y no creo que ese punto de distinción se limite a una simple cuestión de oficio, la verdad, como pretendía el gran Simenon.

Y después de soltar todo este rollo, le diré que tengo por aquí, desde hace años, una novela de su amado Carter Brown, pero todavía no he encontrado el momento de hincarle el diente. Su título, "Así se mueve el cuerpo", ya da una idea bastante aproximada, en efecto, de lo macarra que puede llegar a ser.

Un saludo.